Comunidad Intercongregacional una apuesta de la Vida Consagrada en Sinodalidad
H. María de los Ángeles (Hnitas. de los Pobres de Maiquetía)
H. Ana Cecilia Arata (Hna. de Ntra. Sra. de la Compasión)
Lila Piñango (Voluntaria)
Caracas - Venezuela
La vivencia de la Comunidad Intercongregacional, ubicada en un sector popular «El Valle» al oeste de Caracas, nace de la experiencia de gracia y transformación vivida por una comunidad de las Hermanitas de los pobres de Maiquetía, al acoger a un indigente moribundo en su casa. Ante el deseo de dicho indigente (Larry) de que sus hermanos no murieran en la calle y como él «pudiesen vivir un pedacito de cielo en la tierra, después de haber pasado 30 años de infierno en la calle», pide a las hermanas que hagan algo por ellos.
Conscientes de la envergadura del proyecto, de responder a una situación de exclusión que ninguna congregación podría llevarlo adelante sola, surge la necesidad de realizar éste de manera intercongregacional, confiadas en la acción del Espíritu Santo, que está impulsando a la vida consagrada a dar testimonio de comunión y a buscar un estilo nuevo de SER Y ESTAR.
En la Asamblea Anual de CONVER del año 2013 se propone el proyecto a las Congregaciones de Venezuela y se comienza a dar los primeros pasos con algunas hermanas y hermanos que se interesan, poniendo por escrito y dando forma, a lo que el Espíritu del Señor había inspirado a una de las Hermanitas de los pobres.
El 05 de octubre del 2014, la comunidad INTER inicia su andadura. Primero se integran una hermanita de los pobres de Maiquetía, una hermana de la Congregación de Ntra. Sra. de la Compasión y una Laica Deoniana. De esta manera asumíamos el grito y clamor de nuestros hermanos en situación de calle siendo para ellos testigos de la misericordia y compasión de Dios.
Somos conscientes de que este estilo de vida, es una invitación de Dios a poner en común nuestros dones y carismas, en total apertura y gratuidad por amor a Jesucristo y su opción por los pobres.
Después de casi 10 años de iniciado este proyecto, creemos que la intercongregacionalidad puede ser una alternativa de entrega para la vida consagrada, que nos sitúa en sinodalidad, nos descentra de nosotras mismas, nos abre a acogernos en la diversidad que somos como personas y congregaciones, nos hace flexibles en la vida y misión rompiendo toda rutina. Nos hace más conscientes de que todo es posible cuando Jesucristo y el pobre son el Centro de la comunidad, en una actitud atenta a la «escucha de Dios, donde la vida clama».
En la escucha de su Palabra y en la atención a descubrir el paso del Señor en nuestras vidas, cada noche cerramos el día regalándonos mutuamente en confianza y fraternidad, lo que el Espíritu ha suscitado de vida, cuestionamientos, llamadas a cada una. Y con la confianza en el Resucitado nos disponemos a dejarnos sorprender por el Señor en el día a día.
Conocemos la realidad de la vida consagrada, de disminución de personal, de edades avanzadas y de pocas vocaciones, nos preguntamos: ¿no será esta realidad un nuevo llamado a descubrir lo nuevo del Espíritu que nos interpela a vivir una vida más simple, evangélica y de hermanas?
Viviendo esta experiencia hacemos un llamado a todas las congregaciones que desde nuestra pobreza congregacional podamos seguir dando respuestas a este proyecto que Dios le ha entregado a la vida consagrada, uniendo nuestras manos y esfuerzos en una misión común.