El “Diplomado en Protección de Menores” de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma es una propuesta desafiante a todos los miembros de la Iglesia Católica y los hombres y mujeres del mundo. Se trata de “afrontar” (mirar de frente) un fenómeno intolerable, “formarse” (adquirir identidad) con y más allá de lo académico, y “comprometerse” (opción existencial) en la prevención y protección de los abusos a niños, niñas, adolescentes y adultos vulnerables.

La propuesta es interdisciplinar: necesitamos comprender mejor a la persona en su intimidad y relacionalidad (psicología), es urgente disponer y aplicar leyes que protejan y sancionen (canónico); hay que mirar la sinodalidad y la ministerialidad como ingredientes imprescindibles de la comunidad (eclesiología); debemos valorar la diversidad humana e intercultural (antropología) y necesitamos desmontar imaginarios religiosos nocivos (teología) y re/crear/vivir/compartir una “espiritualidad” trinitaria liberadora, agápica, comunitaria y ecointegradora… la “espiritualidad del cuidado”. 

En el mundo del “narcisismo”, necesitamos un autocuidado que garantice nuestra salud integral. Donde hay “clericalismo”, hemos de poner eclesialidad participativa y ministerial, con minoridad alegre y social. Cuando los “mecanismos de defensa” se aplican para replegarnos en nuestras aguas turbulentas, queremos ser una iglesia de puertas abiertas, en salida misionera y ecológica. Cuando muchas congregaciones y jurisdicciones están tocando su “muro de las lamentaciones”, hay quienes devuelven el protagonismo a los pobres, los “minores”, los descartados, los laicos, las mujeres, los alejados, la casa común y a los “otros”.

Estamos llamados a pasar de la espiritualidad de la autodefensa, autorreferencialidad, autarquía y autorealización… a la “espiritualidad del cuidado” de la casa común, de los menores, de nuestra identidad… La espiritualidad que nos hará libres en la transparencia, que nos hará hermanos en la interdependencia, que nos hará menores en el trato fraterno con los menores…
Este diplomado trata de: 1/ Crear conciencia en la cultura del cuidado (con el estudio personal); 2/ Construir redes de colaboración amplia (con los diálogos grupales interculturales); 3/ Ampliar conocimientos interdisciplinares (con las explicaciones de peritos); 4/ Fortalecer nuestras competencias integrales (hacer lo adecuado de manera adecuada); y 5/ Comprometer la misión del apostolado de la prevención-protección de menores (opción personal y grupal).

Y “lo mejor está por venir” (cfr. Jn 2,8) en las acciones, actitudes, opciones y vinculaciones que asumiremos cada uno de nosotros en los diversos ámbitos eclesiales, congregacionales, nacionales, CER, CLAR, CELAM, etc. Pero sabemos que el vino nuevo en odres nuevos es un regalo (Jesucristo) y una misión (sinodal) que incumbe a todos y cada uno de los miembros de nuestra Iglesia y Sociedad.